Nota del editor: El siguiente artículo está tomado de la columna de opinión en idioma chino «The Real Point».
Washington ha estado atacando constantemente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), acusándola de proporcionar una «recomendación defectuosa» durante el nuevo brote de coronavirus y amenazando con detener los fondos estadounidenses para la organización.
Un informe de The Guardian dijo que Estados Unidos «ha negado repetidamente la responsabilidad» y ahora ha recurrido a la OMS para hacer chivos expiatorios. Tales movimientos solo dañarán la cooperación mundial en esta lucha global.
Después de llevar a cabo una investigación de campo en China y hacer una evaluación completa del riesgo de transmisión del virus, la OMS declaró una «emergencia de salud pública de preocupación internacional» el 30 de enero, haciendo sonar la alarma a la comunidad mundial.
Pero Estados Unidos no trató la advertencia con seriedad, minimizando reiteradamente la situación. No fue sino hasta 43 días después, el 13 de marzo, que la Casa Blanca declaró una emergencia nacional bajo la presión del aumento de las infecciones confirmadas. Washington debería preguntarse qué hizo durante esas seis semanas en lugar de culpar a la OMS por los errores del liderazgo estadounidense. El truco de pasarse las culpas solo revela la debilidad y la cobardía de la administración.
El director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, respondió el miércoles 8 de abril a la acusación de los Estados Unidos, diciendo que usar la COVID-19 para ganar puntos políticos es «como jugar con fuego», y que si Washington no quiere ver más bolsas de cadáveres, entonces debería «abstenerse de politizar» la pandemia. El mismo día, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, emitió una declaración en la que pedía a los estados miembros que apoyaran al organismo de salud de la ONU.
La Casa Blanca buscó en febrero reducir a la mitad los fondos estadounidenses para la OMS en su propuesta de presupuesto para 2021. La medida enfrentaba oposición desde el interior del país porque se consideraba inapropiada cuando el mundo aún enfrenta morbilidad y mortalidad en la pandemia.
Irónicamente, a pesar de afirmar ser el mayor contribuyente financiero de la OMS, Estados Unidos es un moroso de facto. Según la OMS, a 29 de febrero, Estados Unidos aún le debía a la organización el 70 por ciento de sus cuotas de membresía. Debería haber pagado 120 millones de dólares estadounidenses para este año antes del 1 de enero, pero aún no ha aportado un solo centavo. Podría existir la posibilidad de que Washington intente incumplir sus cuotas atacando falsamente a la OMS durante la pandemia.
Según la OMS, a 29 de febrero, Estados Unidos aún le debía a la organización el 70 por ciento de sus cuotas de membresía.
Lo que vale la pena destacar es que la contribución de Washington a la organización de salud de la ONU no es caridad o favor. Es la obligación internacional del país como la economía desarrollada más grande del mundo. La amenaza de recortar fondos para ejercer presión política sobre la organización es esencialmente intereses estadounidenses que anulan los del público global, lo que se ve facilitado por el unilateralismo de Washington.
Los sucesivos errores cometidos por aquellos que toman las decisiones estadounidenses en la pandemia ya han afectado al público. La amenaza que emitió a la OMS sin duda enviará una señal peligrosa a la cooperación internacional para contrarrestar la pandemia y dañará los intereses de todas las personas, incluidos los estadounidenses.
Tomado de CGTN