
Son muchas las razones por las que se nos podría denominar, sencillamente, con el nombre de la tierra en que hemos nacido. Si bien cada individuo, familia, región, barrio o provincia tiene sus rasgos peculiares, lo cierto es que si somos cubanos nos hermanan también otros atributos que nos resultan comunes. Uno de ellos es la alegría.
Vive Cuba días difíciles. Los vive agudizados en tiempos de pandemia y bajo los efectos de no pocas arbitrariedades enemigas, que paga con la frente en alto, procurando construir, sin descanso, el proyecto de país soñado, recogido en documentos y protagonizado por un pueblo que se levanta cada día, dispuesto a mirar cara a cara no pocos desafíos, pero consciente de que le corresponde transitar las epopeyas del momento, las que más temprano que tarde serán otras de nuestras victorias.
No faltan los lastimeros adalides del desánimo. Dispuestos a todo con tal de desmotivarnos, procuran contagiar de tristeza nuestras fuerzas. Para algunos funcionan tales efectos; pero no para el tejido colectivo que somos, amparados en la esperanza y en el «mazo dando», pues nada de lo que no seamos capaces de hacer y defender vendrá a tocarnos las puertas.
Se habla por estos días del cierre del verano, una expresión casi jocosa si tomamos en cuenta la calidez de nuestro clima, con un sol que no abandona. Pero concluye agosto y la vida se desliza, Isla adentro, hacia los nuevos emprendimientos. Septiembre alista sus aulas, no pocos regresan de sus vacaciones, y antes del día que marca sus inicios, Cuba se despide de la etapa y celebra.
Asuntos pendientes, tareas caseras, algún plan, todo se aplaza si nos llama la alegría, traducida en actividades para niños; la asistencia a un concierto; la visita a una feria comercial; la ilusión de comprar libros; de llegarnos a un bailable, de esos que desde hace días se celebran en algunos puntos del país.
Grato será, el 31 de agosto, llegarnos al Paseo del Prado, y regresar después a casa, acompañados de algún título adquirido allí, en la oferta que propone el Instituto Cubano del Libro. También lo será participar en la Biblioteca Nacional, de las actividades infantiles con Pippa y sus amigos, con juegos de participación, cuentos y canciones.
Para el cierre veraniego, el 3 de septiembre en la Ciudad Deportiva, se presentarán Waldo Mendoza, el grupo Los 4 y Los Van Van, una oportunidad para despedirse de las vacaciones, entre baladas y música bailable, arropados de esa condición nuestra; la alegría que nos protege y nos identifica.
Autor: Madeleine Sautié | madeleine@granma.cu
Tomado de Granma