El campo de concentración deSachsenhausen fue erigido por el gobierno nazi en 1936, 200 000 prisioneros pasaron por sus instalaciones. Visitarlo es estremecerse con la peor de las pesadillas.
En la enfermería del campo de concentración, médicos al servicio del fascismo experimentaron en niños con la hepatitis y otras enfermedades. Los instrumentos de tortura aún no habían alcanzado la sotisficación de los empleados por EE.UU. en la “guerra contra” el terror o la Operación Cóndor, pero no dejan de impresionar.
El museo construido por la RDA en 1961 a la entrada del campo para homenajear la resistencia antifascista en Europa fue “saneado” -según la traducción en castellano que puede escuchar el visitante- y ahora hace un paralelismo nada oculto entre el régimen hitleriano y el sistema socioeconómico exxistente en el Este de Alemania hasta 1989.