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Politiquería barata, no humanismo.

Por Arthur González.

Sin sorpresas, la actual congresista yanqui María Elvira Salazar, cuestionó de forma imperativa y con su prepotencia acostumbrada, a Laura Lochman, subsecretaria adjunta interina de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, durante una audiencia congresional sobre los esfuerzos de Washington para profundizar su participación en el Caribe, celebrada el 16 de junio 2021.

Dicho cuestionamiento se debió a que se le otorgaron visas en La Habana, al equipo cubano de béisbol para viajar a Florida, con motivo de su participación en los juegos que daban una plaza para los juegos olímpicos, lo que puso en relieve su falta de experiencia política.

Carente de preparación, convertida en política a la carrera y no de carrera, María Elvira se dirigió a la subsecretaria en un tono amenazador, creyéndose que al ser electa por el Distrito # 27 de Florida, tiene derechos especiales para discutir las decisiones del Departamento de Estado.

Ella desconoce que, según la Carta Olímpica, los países sedes de competencias internacionales están obligados a dar facilidades a los atletas y directivos, sin discriminarlos por el color de la piel, creencias religiosas, sexo o ideología política, y de no hacerlo, pueden perder la sede.

El ejemplo que sacó a relucir la congresista, fue sobre el menor cubano Héctor Barrios, paciente de leucemia que espera por una visa para iniciar tratamiento en el Nicklaus Children’s Hospital ​de Miami, porque a diferencia de los peloteros, no le han brindado el mismo procedimiento. Esa comparación fue un vulgar intento para conmover a la subsecretaria, a la vez que acusó al Departamento de Estado por obligar a miles de familias en espera de su reunificación familiar, a viajar a Guyana para ser atendidos en el consulado de Estados Unidos, algo costoso para las familias.

¿Por qué en vez de usar el caso del menor enfermo, no expuso el de la hija del cantante Alexander Delgado del dúo Gente de Zona, la que no tenía argumentos válidos para recibir su visado en la embajada yanqui en La Habana?

María Elvira sabe perfectamente que fue el senador Marco Rubio, quien presionó al Departamento de Estados para ese privilegio, por eso no mencionó ese vergonzoso tema, pues un enfrentamiento con ese miembro prominente de la mafia anticubana, le costaría muy caro.

Si la Representante por la Florida es tan “humana”, ¿por qué no le exige al Departamento de Estado que reabra el consulado en La Habana, cerrado bajo un manipulado pretexto, que solo persigue crear malestar entre los cubanos que esperan su reunificación familiar?

Politiquería de bajo costo el de María Elvira, ella que saboreó desayunos, almuerzos y cenas con altos funcionarios del gobierno de Fidel Castro, cuando tenía buenas opiniones sobre la Revolución cubana, porque le daba ranking de popularidad entre los emigrados.

Fue ella quien cambió de bando por presiones políticas de la mafia terrorista anticubana, pues Cuba no ha variado un ápice sus principios ideológicos.

Si tiene tantas “preocupaciones humanas”, por qué no le exige al presidente Joe Biden, que levante las sanciones impuestas por Donald Trump contra Cuba y permita que otros niños enfermos de cáncer como Héctor Barrios, puedan tener acceso a los medicamentos necesarios para enfrentar ese terrible padecimiento, algo que impide la criminal y despiadada guerra económica, comercial y financiera de Estados Unidos, que obstaculiza su adquisición, aunque sea en terceros países.

¿Sabrá la señora Salazar que Estados Unidos, en medio de la terrible pandemia de la COVID-19, le prohíbe a Cuba adquirir ventiladores pulmonares, incubadoras para recién nacidos y otros equipos necesarios para salvar la vida de cientos de seres humanos?

Debería buscar información de las prohibiciones establecidas por el gobierno que representa, para las compras cubanas de medicinas, materias primas para fabricarlas, equipos especiales e insumos, unido a sanciones a los bancos que acepten transferencias para pagar dichas compras en otros países, que solo tienen la finalidad de mejorar la salud de millones de cubanos, entre ellos niños que esperan por sus medicamentos para ser tratados de cáncer en hospitales de la Isla. Al parecer esos no cuentan para María Elvira, a quien solo le preocupa hacer propaganda barata ante la comunidad del Distrito que representa.

Gracias al sistema de salud de Cuba, enfermos de cáncer y de otros padecimientos curables, como la insuficiencia renal, problemas cardiovasculares, neurológicos, ortopédicos, entre muchos más, reciben tratamiento médico a pesar de las elevadas carencias por culpa de esa guerra económica, situación que ella no mencionó en sus autoritarios y parciales reclamos.

La guerra económica es más “grotesca y embarazosa”, que concederles visas a los peloteros del equipo Cuba en La Habana.

La política anticubana es quien obstaculiza una solución lógica y humana para más de 78 mil 300 casos de cubanos pendientes de una visa de reunificación familiar, 22 mil irresueltos del Parole familiar y no menos de 100 mil que aguardan por la entrevista inicial, drama no mencionado por María Elvira, quien en unión del senador Marco Rubio, ahora pretenden aparecer como los buenos samaritanos, “preocupados” en resolver esa caótica situación provocada por la CIA, bajo su plan de los inventados ruidos de La Habana.

Ella, de conjunto con los también representantes por Florida, Carlos Giménez y Mario Díaz Balart, han propuesto una descabellada ley, de habilitar la Base Naval Yanqui en Guantánamo, para que los cubanos puedan gestionar y recibir las visas, sin tener que viajar a un tercer país, ofrecimiento carente de sentido común, pero que justificaría la “preocupación” ante sus votantes, cuando lo razonable es que presionen al gobierno para que abra el consulado en La Habana, por el cual malgastan un alto presupuesto federal sin prestar servicios.

Demagogia al por mayor, como están acostumbrados esos que viven de la politiquería anticubana desde hace varias décadas, sin obtener un solo resultado.

Por eso José Martí afirmó:

“Es en vano pedir que la memoria arranque de sí lo que la indigna”.

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